¿ENTRAMOS TODOS? TRAVESÍA HACIA UNA ÉTICA INSTITUCIONAL


“Lee este libro sólo si tienes fuerzas para convertirte en víctima. ¿Y por qué ibas a hacer tal cosa? Pues porque necesitas creer que vives en un mundo en el que la bondad y el candor son capaces de contener la barbarie”.
"Actos Humanos". Hang Kang.
“El amor es trabajo productivo…permanente.
El pasado es fundamental porque es la fuente de ese amor…
El presente es imprescindible porque es la única forma de expresarlo… El futuro es la esperanza de seguirlo deseando…
Para quienes aman, han amado y seguirán amando… sin pedir nada a cambio, sin presionar el amor, sin humillarlo, sin manipularlo, sin doblegarlo…
A ellos…”
Tania Anaid Ramos González, Azula.
Acaso tengamos todos que hacer un ejercicio en el que intentáramos un diálogo entre nuestra parte falsa y nuestra parte verdadera, como intentando personificarlas para comprender la naturaleza de las cosas del mal y del bien decir que estallan y desangran en todo extremismo, por más bien argumentado que este sea y para comprender lo que corresponde a la singularidad de la posición ética con la que miramos, escuchamos, ensoñamos, recibimos, digerimos y luego de obtenido el reverië de la escucha, intervenimos en el campo analítico.
Los psicoanalistas a veces suspiramos una intervención en la forma de un murmullo quedo de aceptación, tan íntimo y vivencial (Laplanche, J 1990, 2010), tan nutritivo y significativo como puede llegar a ser un suspiro, y a veces, pocas, llegamos a una interpretación, casi con sorpresa estética al decir de la aprehensión de la belleza (Meltzer, D 1990) luego de un largo recorrido en años de escucha de los conflictos intrapsíquicos, propios y ajenos.
Es desde esta función reverië, es decir de la digestión psíquica previa, íntima, que surge del continente ético de cada psicoanalista, el aporte de nutrientes que pacifican y transforman el mundo mental interno de pacientes, colegas, familia, amigos y entorno (Abdulmassih, M 2017).
Y desde la ética de lo institucional, ¿será cierto esto, que solamente existe la posibilidad de eliminar al contrario? No será más bien que, estamos cruzados por una antiética del poseer más que del ser, y podemos resultar tan dañinos con nuestros propios semejantes, y con lo extranjero que llega a habitarnos, desde los distintos lugares que podemos vincularnos, en nuestro mundo interno o externo, y que podemos tratarnos a nosotros y tratar a los otros, como cuerpos extraños, y no como supervisando, analizando o colega, al que podríamos fortalecer y con ello, fortalecernos (Cassement, P 1990; Lauriña, C 2022,2025).
Y será cierto eso de que ¿solamente puede ser percibido como lo otro, aquello ajeno, la cosa en sí, lo extraño, a alguien externo a nosotros? O será más bien, que alguien que se supone puede ser sentido y percibido como que viene a invadir, a expropiar, a maltratar puede estar también dentro de nosotros, y al no dar cuenta de ello, desconocer lo bueno y provechoso que puede resultar para nuestra propia mente abierta (Badaracco, J 2009) a la curiosidad, a la indagación, a no dar todo por sabido y conocido, desde el altar de los dioses en el que nos colocamos, y con ello despreciamos el inmenso aprendizaje que puede resultar del encuentro con un otro ajeno, sea que este se inserte en un nuevo grupo, un nuevo país o sea este un paciente que con su propia lengua nos fuerza a cada rato a preguntar, a aprender, a cuestionarnos y a evolucionar.
A los pacientes, hay que recibirlos (Esquirol, J.M 2006) con respeto, pero con la mirada atenta, a nuestro diálogo inconsciente, ambos nos aportan la cautela y la neutralidad de la posición analítica debida, que nos permite la sabia pausa para respirar e indagar nuestra contratransferencia antes de señalar su avance como un ataque enemigo, sin entender su defensa (Racker, H 1960). Para ello hay que poner la distancia debida, y desviar la mirada, para ver qué hay más allá, detrás del tono de su voz, para acercar la interpretación adecuada que en el inconsciente de dicho paciente anida, en el más allá que nos volvemos todos en nuestras circunstancias, como sujetos únicos e irrepetibles, como sujetos hablantes del inconsciente.
Esa pausa, esa mirada respetuosa, objetiva se afecta por la volatilidad de la subjetividad, tan superficial como ingrata, que nos llena de expectativas o creencias inadecuadas saturando nuestro encuentro con los otros (colocados en -K), impidiendo la escucha de nuestra función analítica, y logrando producir desconocimiento y proyección hasta incluso, atacar lo propio en aquello que vemos ajeno, y forzar por destruirlo soterrañamente (en – K) al estilo de cualquier fanatismo (Bion,W 1982; Cassorla, R 2024; Tabbia, C 2024; Stitzman, L 2020).
En este tipo de vínculo negativo, no vemos, no registramos, no detectamos al otro, sino que lo vivenciamos alucinadamente con el miedo o terror sin nombre con que vivenciamos al extranjero, sea este un hijo, un padre, un alumno, un amigo, o un paciente, sin percatarnos que lo que los otros, quizás buscan, es el encuentro con lo posible.
Este encuentro para seguir creciendo se logra confiando, evolucionando, amablemente, honradamente, honestamente y muy limitadamente, como puede ir haciéndolo cualquier grupo o ser humano, cuando, se es capaz de aceptar con empatía, los límites de la propia ignorancia, allí lo desconocido del otro, germina en libertad con su potencialidad como semilla, sin proselitismo, sin intrigas mentales internas (Abdulmassih, M 2023), en el respeto por lo humano del otro y el respeto por la ética del buen vivir.
Es que cuando uno se desconecta de uno mismo, de sus sentidos, de lo que le da coherencia a uno como ser humano que vive en comunidad, no solamente es el presumir del narcisismo herido lo que emerge. Si no que eso tiene sus graves consecuencias a nivel emocional y mental, por la pérdida que provoca, para el afianzamiento de los grupos y el florecimiento de la comunidad, es la extraña sensación de no saber dónde se está parado en la vida, genera vacíos, silencios, exilios voluntarios, destierros, aislamientos, grupos de supuestos básicos, de elogio mutuo, donde uno ataca lo verdadero y singular de cada vida.
Como metáfora de aquel, que colocado en una situación privilegiada, de su propio cumpleaños, dispara su posición esquizo paranoide (Klein, M 1962) y luego ya ni siquiera reconoce que la fiesta es suya, no entiende que la fiesta a la que llegaban algunos invitados alegres a celebrar y brindar eran suyos y tampoco puede recibir con confianza el precioso regalo y don de la gratitud y la amistad cargada de tantos recuerdos de encuentros previos que quieren los que lo aman, sino que los vive desde lo ominoso de la inquietante extrañeza que da sentirlos como si fueran seres de otro planeta.
¿Cuánto de desconcertado, excluido y aislado de sus propios referentes, por el momento de celebración con otros, se siente aquel que cree que ese también, no es su momento de celebración, de crecimiento, de ampliación, de evolución?
Así como aireamos las casas en la madrugada, para bajar los intensos calores, llamados por los maños “bochornos” de Zaragoza, a la intimidad de lo que somos hay que oxigenarla con lo nuevo y lo viejo para bien de la memoria implícita de nuestro pasado (Mancia, M 2006), para atesorar y bien cuidar la vitalidad de nuestros grandes maestros, para mantener operativa nuestra memoria propia (Freud, S 1900) y acoger nuestra herencia arcaica o filogenética (Freud, S, 1939) que es la que da la esperanza, la pasión y la fe en la continuidad de lo esencialmente bueno de la transmisión transgeneracional (Palacios, E, 2019).
Para finalizar, al respecto tomo de las enseñanzas de Esquirol la siguiente advertencia válida para todos: “Los caminos van perdiéndose y acaban por desaparecer cuando nadie los anda” (Esquirol, J 2006) (Pp. 3) y también, resuelvo con el poeta desconocido que nos aconseja con sabiduría dentro de cada uno de nosotros, la sabia escucha de algo así como una pausa, una serena perspectiva de la profundidad a la que podemos aspirar, desde el mundo interno hacia el mundo externo en su contemporaneidad, un “gaviotas vean a lo lejos y vuelen alto”, ante la inmediatez de las turbulencias emocionales, que desde nuestra subjetividad nos embarga.
Bibliografía consultada
Abdulmassih, M (2017) “Un mundo mejor” Revista Colombiana de Psicoanálisis. Compilador Leandro Stitzman. Publicación del 14 de septiembre de 2017. (2023) “La intriga mental interna” Palabras In memoriam a la Dra. Nora Zambrano de Navas. En Homenaje a colegas Venezolanos Carlos Valedon, Serapio Marcano y Rómulo Lander. Realizado y coordinado por Jani Santamaria a través de la Fundación Antonio Santamaria.
Badaracco, J (2009) “Sobre la mente cerrada”. Panel de mente cerrada en el marco del 46 avo. Congreso de la Asociación Psicoanalítica Internacional, Chicago, USA
Bion, W (1982) “La tabla y la Cesura”. Biblioteca mayor. Editorial Gedisa.
Cassement, P (1990) “Aprender del paciente”. Amorrortu Editores.
Esquirol, J (2006) “El respeto o la mirada atenta”. Gedisa.cult. Editorial.
Freud, S (1900) “La interpretación de los sueños”. Sigmund Freud Obras completas. Vol. IV. Amorrortu editores. (1919) “Lo ominoso”. Sigmund Freud Obras completas. Vol. XVII. Amorrortu editores. (1939) “Moisés y la religión monoteísta”. Sigmund Freud Obras completas. Vol. XXIII. Amorrortu editores.
Klein, M (1962) “Notas sobre algunos mecanismos esquizoides”. Desarrollos en Psicoanálisis. Buenos Aires, Editorial Hormé.
Laplanche, J (1990) “El aprés-coup”. Ed. Paidós. (2010) “Nuevos fundamentos para el psicoanálisis. La seducción originaria”. LOM ediciones.
Lauriña, C (2022) “La supervisión psicoanalítica y los principios de su poder”. Prologo Mariano Horenstein. Editorial Letra Viva.
Lauriña, C (2025) Diálogos con la autora a través de coordinación de Cecilia Rodríguez. Día 27 de abril 2025, en Grupo Psicoanalítico Norte Conversaciones Clínicas por el comité científico Jani Santamaria, Maria Victoria Niño y Maria Elena Abdulmassih.
Mancia, M (2006) “La memoria entre las neurociencias y el psicoanálisis. Sentir de las palabras: archivos sonoros de la memoria implícita y musicalidad de la transferencia”. Ed Lumen Buenos Aires.
Meltzer, D y Harris, M (1990) “La aprehensión de la belleza: el rol del conflicto estético en el desarrollo, la violencia y el arte”. Editorial Genérico.
Palacios, E (2019) “La perspectiva europea. La interpretación en psicoanálisis de pareja y familia. Perspectivas interculturales”. Timothy Keogh y Elizabeth Palacios coordinadores. Psimática clínica editorial.
Racker, H (1960) “Estudios sobre técnica psicoanalítica”. Ed. Paidós.
Roosevelt,C (2024) “Fanatismo: reflexiones a partir de fenómenos del campo analítico (con adenda sobre negacionismo)”. Conversatorio con el Grupo de Psicoanalistas de la Zona Norte. Por el Comité científico de Psicoanalistas de la Zona Norte: Jani Santamaría, María Victoria Niño y María Elena Abdulmassih. Domingo 26 de mayo de 2024.
Stitzman, L (2020) Grupo de estudio sobre la Tabla de Wilfred Bion del director Dr. Leandro Stitzman.
Tabbia,C (2024) “El fanatismo, la identidad y el pensamiento” Conversatorio con el Grupo de Psicoanalistas de la Zona Norte. Por el Comité científico de Psicoanalistas de la Zona Norte: Jani Santamaría, María Victoria Niño y María Elena Abdulmassih. Domingo 28 de abril 2024.
María Elena Abdulmassih es médico, psicoanalista, miembro titular con función didáctica de la ASOVEP, IPA y FEPAL. Miembro del Grupo Aragonés de Estudios Psicoanalíticos (GAEP).