PSICOANÁLISIS Y ENCUADRE

Felicia López

4/22/20243 min leer

Desde siempre el psicoanálisis ha sido realizado en forma presencial y con una serie de variables e invariables que hacen posible que la terapia tenga lugar. Dentro de estas invariables se encuentra el encuadre, el cual alberga la situación analítica que se da entre el terapeuta y su paciente, los cuales mantienen una relación asimétrica, requiriendo el analizando abordar su mundo interno y el analista presta su escucha y técnica. Freud siempre estudioso de la mente y sus procesos nos dice que luego de probar muchas formas de trabajar con el paciente llego al establecimiento del modelo terapéutico, que aún hoy en día es vigente; su interés estaba puesto en entender cómo actuaban esas fuerzas que se oponían a que el mundo interno se expresara, su objetivo principal en la técnica era hacer consciente lo inconsciente en ese espacio delimitado, por el encuadre psicoanalítico. Si bien es cierto que el mundo interno del analizando sigue siendo importante, en los últimos años el psicoanálisis contemporáneo ha puesto atención a la relación que se establece entre el analista y su analizando. Para los Baranger (1969) el encuadre es un campo donde se da un encuentro con una bidireccionalidad y en ese sentido el encuadre no es mudo, alberga aspectos de la pareja que lo conforman, cada miembro aporta y contribuye a crear un vínculo que el encuadre contiene. En cada encuentro que tiene lugar entre el analista y su analizando, van tejiendo y destejiendo los entramados de las distintas situaciones de vida, que el paciente trae a la sesión en busca de darle un sentido, con la escucha que le presta el terapeuta. Sin embargo, con la llegada de la pandemia lo presencial se vio afectado y el encuadre sufrió modificaciones y hasta alteraciones, surgieron los encuentros online y telefónicos. Esta situación inédita nos atravesó a todos, pacientes como terapeutas, nos vimos confrontados con nuestros miedos y expectativas ante lo desconocido. No obstante, la demanda de ayuda por parte de los pacientes nos impulsó a seguir trabajando y encontrar nuevas formas de acompañar a todo aquel, necesitado de ayuda. Este cambio en nuestro que hacer terapéutico hizo que nos replanteáramos nuestra manera de trabajar. Surgieron preguntas como: ¿se puede hacer análisis sin el encuadre clásico? ¿qué se encuadra? ¿el encuadre es solo una conducta o es algo más? Estas preguntas abren el espacio para pensar que el encuadre no es solo una conducta, sino que también tiene que ver con la actitud y la ética del analista. A la constante del encuadre se le debe sumar la actitud mental del analista que es lo que le da sentido y valor al éste. Freud entendía la actitud mental del terapeuta como la disposición a trabajar con su paciente, realizando en la mejor forma posible la tarea a la que se ha comprometido: explorar los procesos mentales y hacérselos comprender al paciente. Asimismo, Decía que el analista no debía ser transparente para su paciente, sino ser como un espejo que refleje solo aquello que le es mostrado. El encuadre como conducta esta sostenido por la actitud mental del analista que se compromete a introducir el menor número de variables en el proceso analítico. Freud, clasificó la actitud mental del analista en dos normas: la abstinencia y la reserva analítica, ambas rigen el que hacer del analista y dan cuenta de su ética y compromiso a la hora de ejercer una de las profesiones que requiere una actitud amable y al mismo tiempo contenedora ante las distintas vicisitudes, que se presentan en la clínica psicoanalítica. Cada terapeuta convoca a su paciente a una alianza de trabajo sostenida por ambos, en el espacio mental compartido, en el cual el analista es un observador y participante imparcial que acompaña, contiene y devuelve al analizando lo proyectado, ayudado por la transferencia y la contratransferencia, que usa a la hora de interpretar a su paciente. Comprender estos aspectos permite que a pesar de que en muchas ocasiones el encuentro terapéutico no se pueda llevar presencial, usemos los recursos tecnológicos en aras de prestar ayuda a todo aquel que la requiera.